Nino Bravo, La Historia Desconocida

Todos saben que Nino Bravo era un seudónimo artístico. En realidad su nombre y apellidos eran Luis Manuel Ferri Llopis, nacido en la localidad de Ayelo de Malferit, el 3 de agosto de 1944.

Tendría Luis Manuel tres o cuatro años cuando su familia se trasladó a vivir a Valencia, en busca de mejores oportunidades. El padre, también llamado Luis Manuel, era inspector de una compañía de seguros y buscaba aumentar sus ingresos para mejorar la economía de la casa.

El pequeño Luis Manuel comenzó a ir a la escuela de niños y posteriormente a diversos colegios, pero como siempre fue un niño tímido, le costó mucho hacer amigos. Sin embargo, a los nueve años, conoció al que sería su mejor amigo, Vicente López, que tanta influencia tendría después en su carrera de cantante. Con Vicente y otros chicos del barrio formaron una pandilla, que duraría varios años.

No siempre es fácil precisar cuando nace una vocación. Ningún artista sabe a ciencia cierta, en la mayoría de los casos, en qué momento exacto sintió la llamaba definitiva. En el caso de Luis Manuel, así lo seguiremos llamando hasta que sea conocido como Nino Bravo, sabemos que desde chico cantaba, pero en una forma tímida.

El recuerdo más próximo que tenemos del punto de partida de la vocación de Luis Manuel Ferri como cantante nace en una excursión que hizo cuando contaba con 14 años.

Luis Manuel iba con otros dos buenos amigos, el ya citado Vicente López y Paquito Guzmán, que era muy deportista y los había animado a realizar aquella excursión, llevando a sus espaldas las correspondientes mochilas y una tienda de campaña.

Acamparon con el optimismo lógico en una excursión y se levantaron temprano al amanecer. Vicente y Paquito buscaron a Luis Manuel y lo encontraron unos metros más allá de la tienda, subido sobre una peña y cantando una melodía que estaba de moda, Libero, de Doménico Modugno. Los amigos de Luis Manuel se quedaron admirados con aquella voz potente, para ellos casi desconocida, con un fondo no precisamente cursi, aunque desde luego romántico.

Inmediatamente después de escucharlo, le dijeron que con esas facultades debía tomar muy en serio su carrera artística. Luis Manuel, con esa timidez suya tan característica, bajó la cabeza y quitó importancia a los cálidos elogios de sus amigos.

Luis Manuel tuvo que abandonar sus estudios. Era un estudiante regular, como muchos chicos que a los 14 años ignoran el necesario sacrificio de los libros y su posterior importancia. También influyó el que dejara el estudio la situación familiar. En su casa, una familia de clase media, hacían falta otras manos que ayudaran a los gastos. Su madre manejaba una tienda de comestibles que le habían dejado unos familiares, en la que también ayudaba el chico, llevando los pedidos.

Pero no iba a convertirse en tendero. Sus padres miraron en el porvenir de Luis Manuel y quisieron orientarlo hacía un oficio que le fuera rentable. Fue así como decidieron que podía aprender el oficio de joyero. Tenía 15 años cumplidos cuando ingresó a una joyería como aprendiz.

Su deseo de sobresalir en el campo artístico lo llevó a formar un grupo de música moderna, al que llamaron Los Hispánicos. Luis Manuel tocaba entonces la guitarra y cantaba. Al poco tiempo hicieron su primera presentación y el joven cantante gustó bastante.

Pero el grupo duró poco y fue entonces cuando crearon otro llamado Los Superson, con el que triunfaron en diferentes ciudades españolas. Pero un día Luis Manuel fue llamado a definir su situación militar. Lo destinaron a la Marina, en Cartagena, España y allí, el que más tarde sería conocido como Nino Bravo, tomó la decisión de no volver a cantar, porque decía que nunca sería como Doménico Modugno.

Después de cumplir con el servicio militar, con 23 años cumplidos, regresó a Valencia a trabajar en una oficina y Vicente López, su amigo, le insistía que era una locura abandonar la música. Vicente fue quien desde un principio creyó en la voz del futuro Nino Bravo y tanto lo animó que en 1968, abandonó sus pensamientos de retirarse de la canción.

Luis Manuel quería seguir un estilo como el de Tom Jones y buscó como manager a Miguel Siurán, un joven dedicado a la música moderna en la Radio Popular de Valencia. Empezaron a buscar entonces un nombre artístico y escogieron Nino, como uno de sus amigos. Siurán pensó entonces que Nino gustaría, pero decidió agregarle Bravo, porque correspondía a la fuerza de su voz, a la energía. Pero a Luis Manuel no le gustó el nombre y solamente aceptó llamarse así después de mucho insistirle.

A fines del verano de 1968, tras cumplir varias presentaciones, Nino Bravo participó en el Festival de Vall de Uxó, en Castellón, pero pasó prácticamente inadvertido.

Siurán y sus colaboradores creyeron en Nino Bravo desde el primer día y entendieron que la mejor forma de darlo a conocer era organizándole un recital para él solo. Doce amigos de Nino Bravo se brindaron para acompañarle como músicos. Se fijó la fecha, histórica ahora en la carrera musical de Nino Bravo porque representaría su debut oficial como solista. Fue el 16 de marzo de 1969.

Después de esa presentación, el nombre de Nino Bravo ya no era desconocido en Valencia y empezaron a organizar otras presentaciones, pero terminaron llenos de deudas porque la asistencia siempre era muy escasa.

Nino Bravo había mantenido unas conversaciones con la firma de discos Fonogram, filial de Philips, pero no había todavía nada claro. Poco después firmó contrato y la disquera buscó un compositor de reconocido prestigio para lanzar a su nueva figura artística. Pensaron en Augusto Algueró, pero este no pudo llegar a un acuerdo con la empresa, por lo que decidieron entonces pedir ayuda a Manuel Alejandro, que entonces se había distanciado de Raphael. Le compuso entonces los temas Como todos, Es el viento, Ya no me vuelvo a enamorar y No debo pensar en ti. De las cuatro canciones, se escogieron Como todos y Es el viento, para el lanzamiento de su primer disco sencillo, que vendió pocos ejemplares.

Nino Bravo, que pretendía seguir los pasos de Tom Jones, se sintió desilusionado porque empezaron a compararlo con Raphael.

Nino Bravo se sintió muy desilusionado con las críticas que le hicieron a su primer disco. Para muchos, la aparición de Nino en el campo discográfico no constituyó un fenómeno, ni siquiera un boom, como lo fue en su momento el lanzamiento de Raphael. Peo en cambio sí estaba claro que la voz de Nino Bravo era una de las más importantes surgidas en los últimos años.

Como todos no fue un éxito al principio, pero dos años después gustó bastante en Venezuela y Argentina, porque lo adoptaron como tema de una radionovela que se emitió durante varios meses en ambos países. De esa forma el nuevo cantante empezó a ser popular en Suramérica.

Nino Bravo ya tenía en el mercado su primer disco, pero eso no era suficiente. Ya se sabe que los cantantes ganan dinero es en las presentaciones, porque los porcentajes discográficos, por lo general, son muy pocos. Por eso empezó a presentarse en diversos sitios.

Después participó en el Festival de la Canción en Barcelona, en donde presentó la canción No debo pensar en ti. El primer día lo eliminaron. Hasta ese día llegó el trabajo conjunto con Manuel Alejandro, compositor del tema y Nino Bravo, ya que el compositor no pudo arreglar económicamente con la disquera del artista. Manuel Alejandro ya le había compuesto la canción A veces llegan cartas, pero finalmente se la entregó a Julio Iglesias y Raphael.

En el invierno de 1969, tras la intervención en el Festival de la Canción en Barcelona, Nino regresó a Valencia un poco desolado. Se encontraba sin manager y sin representante. Habló entonces con José Meri, quien se convirtió en su nuevo representante y le consiguió varios contratos.

En el verano de 1970, Nino, a través de su disquera, entró en contacto con el compositor Augusto Algueró y logró que le entregara la canción Te quiero, te quiero, que sería la más popular de su repertorio.

Pero Te quiero, te quiero tiene una historia muy curiosa. Resulta que Algueró ya había cedido este tema a Lola Flores, que la incluyó en una película que hizo al lado de Luis Sandrini. La letra de la canción era de Rafael de León y era distinta a la que posteriormente tendría en la voz de Nino Bravo. Es más, su título era, entonces, Más sola que nunca.  Todavía sufriría otro título aquella canción, porque el productor de la película encontró más positivo para él denominarla La niña ahogada. Un poco contrariado Algueró con aquellos cambios de título, aunque maniatado ante el productor por un contrato previo, creyó oportuno lanzar en España el tema con su título primitivo o bien con uno nuevo. Pidió permiso al citado productor para difundir la música de la melodía, cambiándole la letra. Habló Algueró  con Rafael de León y éste le buscó otra letra. Así nació definitivamente Te quiero, te quiero.

Pero tampoco concluyó aquí la historia, porque Te quiero, te quiero, se la ofreció Algueró a Raphael, quien aceptó grabarla. Y así lo hizo. Pero en ese verano fue cuando mantuvo un sonado pleito con su disquera, Hispavox y Te quiero, te quiero quedó almacenado entre muchos otros acetatos, en los despachos de Hispavox.

A pesar de esas dos versiones, la de Raphael y Lola Flores, Te quiero, te quiero seguía son ser conocida en España. Algueró, que tenía gran confianza en el tema, decidió entonces entregárselo a Nino Bravo y a las pocas semanas figuraba en las listas de éxitos.

Te quiero, te quiero fue una canción superventas y a partir de ese momento Nino Bravo y Augusto Algueró trabajaron juntos por un año, tiempo durante el cual se grabaron las canciones Noelia, Perdona y Mi gran amor.

Antes de que estos discos salieran al mercado, Algueró y su clan pensaron que Nino Bravo era un cantante con posibilidades en el extranjero. Te quiero, te quiero había sido un gran suceso y la voz de Nino se acoplaba perfectamente a los tonos altos del tema. Le propusieron entonces que fuera al Festival de la Canción de Atenas. Nino dijo que sí y así hizo su primera salida internacional, defendiendo con éxito una canción de Algueró y Fernando Arbex, Adiós goodbye.

Después participó en el Festival de la Canción de Río de Janeiro, donde acudió con una canción del Dúo Dinámico, Elizabeth, donde quedó de finalista.

Mientras Te quiero, te quiero continuaba su vertiginosa popularidad en toda España, fue lanzada al mercado suramericano. Y de paso, su disquera pone la venta el primer LP, con canciones como Tú cambiarás, Como todos, No debo pensar en ti, Esa será mi casa, Nuestro hogar será el mundo, Voy buscando, Te quiero, te quiero, Es el viento, En libertad, Mi querida mamá y Aquel atardecer.

En el otoño de 1970, Televisión Española organiza un concurso a los largo de tres meses, seleccionando a diez cantantes, de los cuales uno representaría a España en el Festival de Eurovisión. Nino Bravo estaba entre ellos.

Durante varias semanas, aquellos que solamente conocían de Nino Bravo su voz, empezaron a verlo en televisión y se percataron de sus grandes posibilidades y de su extraordinaria voz. Todos hablaban de él y creían que podía ser el ganador, lo cual al final no sucedió. Pero Nino dijo que eso no le importaba porque el programa de televisión lo había convertido en un cantante popular en toda España.

El 20 de abril de 1971, Nino Bravo se casa con María Amparo Esther Martínez, su novia de siempre. La boda estuvo rodeada del mayor de los misterios. Y solamente estuvieron presentes los familiares y un par de periodistas que se enteraron de la noticia y quisieron cubrirla para los medios.

El año de 1971 fue muy importante para Nino Bravo ya que sus canciones habían gustado en varios países, lo que le reportó varios contratos. Además, ese año se lanza su segundo disco de larga duración con canciones como Puerta de amor, El tren se va, El adiós, Ni el viento, ni el tiempo, Por culpa tuya, Mis noches sin ti, Elizabeth, Perdona, Amanecer, Flor de invernadero, Ese hombre y Hoy soy feliz.

A finales de 1971 emprendió un viaje por tierras suramericanas. Recorrió Argentina, Chile, Colombia, Venezuela y México.

Lo  demás es historia conocida.

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